José Miguel Montaña
Product Manager Gas Detection en Soltex
Si alguna vez ha roto un huevo podrido, debe saber que ese olor característico corresponde al temido ácido sulfhídrico (H2S), un gas peligroso que se encuentra en muchos entornos de trabajo y que en bajas concentraciones ya es tóxico. Puede surgir producto de un proceso artificial o ser un subproducto de la descomposición natural de la materia orgánica.
Desde la producción de petróleo hasta las obras de alcantarillado, pasando por las plantas de tratamiento de aguas servidas, petroquímicas, plantas mineras y los barcos de pesca, el H2S allí presente representa un gran peligro para los trabajadores. ¿Por qué? Al ser más pesado que el aire, este gas se desplaza hacia abajo y puede acumularse a nivel de suelo en pozos, túneles, zanjas o conductos.
El olor penetrante del H2S es muy perceptible, sin embargo, el gas paraliza el sentido del olfato, dando la falsa impresión de que se ha dispersado. Por eso, las personas que inhalan este compuesto enfrentan un riesgo inminente de intoxicación. Su alta toxicidad, entonces, es su principal peligro, pues inhibe la respiración celular y la captación de oxígeno.
La exposición prolongada a bajas concentraciones de H2S, desde 2-5 partículas por millón (ppm), puede provocar náuseas, dolores de cabeza, irritar los ojos, fatiga, irritabilidad, mareos y deterioro de la memoria, principalmente.
A medida que aumenta su concentración, los síntomas empeoran, apareciendo tos, conjuntivitis, parálisis del olfato, colapso y pérdida de conocimiento. Y la exposición a niveles más altos puede provocar la muerte casi instantánea.
El H2S es inflamable y explosivo en altas concentraciones. Además, arde y produce otros vapores y gases tóxicos, como el SO2.
Detección y medición
¿Cómo se puede detectar y cuantificar este peligroso gas? La tecnología más utilizada para hacerlo es la celda electroquímica, que contiene en su interior un electrolito preciso creado para reaccionar a un tipo específico de gas. Esta combinación genera un impulso eléctrico, el cual es interpretado por un software que nos muestra la información en pantalla expresada en ppm.
La vida útil de este tipo de sensor es de 12 a 24 meses, aunque por distintos factores puede saturarse en cualquier momento. Si eso ocurre, debe reemplazarse por uno nuevo, lo que genera la necesidad de realizar el análisis y verificación de su integridad en forma permanente con gases patrones.
En el mercado también están los detectores mono o multigás, con o sin bomba. Existen tres riesgos que se pueden evitar al utilizar un equipo de este tipo: desplazamiento de oxígeno, atmósferas inflamables y ambientes tóxicos.
Detector portátil de H2S BW SOLO de Honeywell.
Los detectores monogás se utilizan, principalmente, cuando el gas a medir ya está identificado. A su vez, los instrumentos multigás con bomba son los más recomendados para el uso en "espacios confinados", empleándose para medir CO, H2S y otros gases más específicos. Y ocupar una bomba de muestreo permite medir la calidad del aire al interior del área confinada, en distintos niveles, autorizándose el ingreso del personal solo cuando estos niveles son aceptables.
Sistema de Gestión y Control
Para controlar la presencia de H2S en el ambiente de trabajo es importante contar con un sistema de gestión y control, que considere la identificación del agente de riesgo, la implementación de medidas de control y el uso de equipos de protección, dentro de los cuales se encuentra el uso de detectores de gas de tipo fijos y portátiles.
Los equipos fijos monitorean continuamente las fuentes de formación de gas, transmitiendo la lectura a un sistema centralizado que permite controlar y monitorear todos los puntos de muestreo. Si un detector lee un nivel de gas peligroso, el panel activa las alarmas, sean estas sirenas o balizas externas, iniciándose los protocolos de control o evacuación del personal.
Se recomienda, asimismo, que los propios trabajadores usen equipos portátiles, ya que así serán alertados en caso de niveles altos de H2S a través de la emisión de una alarma sonora, visual y vibratoria. Con estas soluciones se logra monitorear el nivel de exposición al gas, en zonas donde no hay detectores fijos, y medir el nivel de exposición diaria acumulada.
Por último, el sistema debe considerar un programa de mantención y calibración programada de cada equipo fijo e instrumento portable. Para eso, se deben utilizar servicios técnicos autorizados por fábrica y cilindros de gases certificados, lo que aportará trazabilidad y confianza a todo el proceso.
Ante cualquier duda o consulta, escríbame a jmontana@soltex.cl
Artículo publicado en InduAmbiente n° 187 (marzo-abril 2024), páginas 76 a 77.